Iván Gil, veterinario del Hospital Veterinario de La Moraleja, nos explica las principales patologías y signos clínicos en relación con los sacos anales, cuáles pueden ser sus causas y cómo solucionarlo:
Los sacos anales son dos cavidades situadas a ambos lados del ano. Presentan un conducto que las comunica con la porción interna de este y son los responsables de la producción de un líquido aceitoso, espeso y con un olor característicamente desagradable. Este líquido ayuda, a perros y gatos, a realizar su conducta normal de marcaje aportando olor propio a las heces. Este órgano está presente en la mayoría de los carnívoros y los hurones son otra de las especies domésticas donde nos los podemos encontrar.
Cuando nuestra mascota presenta alteraciones en la defecación, ya sea por diarrea o por estreñimiento, dificulta el vaciado normal de estas glándulas. Mantener estos signos en el tiempo puede predisponer a que aumente la densidad del contenido líquido y se impacten las glándulas.
Cuando las glándulas están impactadas se dificulta aún más el normal vaciado de las mismas por lo que genera en nuestras mascotas inflamación de la zona y dolor.
Si se prolonga esta situación en el tiempo puede generarse infección bacteriana con la producción de pus y formación de fístulas perianales.
En determinadas situaciones pueden producirse estos problemas sin una causa predisponente clara, estando algunas razas de perros predispuestas a sufrir esta patología con carácter crónico.En el caso de los felinos se observa en menor medida.
Algunos comportamientos que observamos en nuestras mascotas con este problema son:
- Lamido excesivo de la zona anal.
- Arrastrar zona perianal contra superficies.
- Dolor a la hora de defecar.
- Estreñimiento
- Herida característica en zona perianal
Diagnóstico y tratamiento:
Cuando se observan estos signos siempre se recomienda la realización de una consulta clínica donde se pueda evaluar el estado general de la mascota y el estado en particular de las glándulas.
Según lo avanzado que se encuentre el proceso, puede recomendarse la realización de una analítica sanguínea para evaluar alteraciones inflamatorias-infecciosas en la sangre y radiografía abdominal para descartar procesos de estreñimiento o megacolon.
El manejo clínico puede consistir en hacer un cambio de dieta que evite la recurrencia de futuros episodios e implantar tratamiento antinflamatorio y antibiótico.