Laura Galindo, veterinaria de nuestro centro veterinario en la calle islas marshall 3, en Madrid, y especialista en Traumatología, nos explica todo lo que necesitamos saber sobre esta patología tan frecuente:
¿Qué es?
La displasia de cadera es una enfermedad osteoarticular del desarrollo típica en razas grandes y medianas de perro. Consiste en una mala congruencia de la cavidad acetabular con las cabezas femorales. La cabeza del fémur, al no tener un buen recubrimiento óseo, presenta una mayor laxitud dentro de la articulación, produciendo a largo plazo una pérdida progresiva del cartílago, formación de tejido cicatricial alrededor de la articulación, deformando ambas superficies articulares y acabando en el desarrollo de osteofitos.
Todo esto se traduce en dolor y disfunción de la extremidad, haciendo que el perro cargue más peso en las extremidades anteriores y menos en las posteriores, traduciéndose en una disminución de la masa muscular de las extremidades posteriores, algo que perjudica agravando los síntomas.
Causas de displasia de cadera
Las causas son multifactoriales, pero sin duda los factores hereditarios son el mayor factor de riesgo que se ha estudiado. Aunque el animal este predispuesto genéticamente, hay algunos factores ambientales que pueden complicar el desarrollo de la displasia de cadera como por ejemplo un crecimiento muy rápido por exceso de alimentación, obesidad o excesivo ejercicio físico de impacto.
Esta patología puede darse en cualquier tipo de perros, pero sobre todo la vamos a observar en perros de raza grande y gigante. Algunas razas como el pastor alemán, pastor belga, mastín del pirineo, san bernardo, boyero de Berna…son mas propensas a padecer esta enfermedad del desarrollo.
Signos clínicos
Principalmente se observa cojera, bajada de la actividad, negarse a saltar, agresividad por dolor, cambio de actitud, atrofia de la musculatura de la cadera, sobrecarga de otras articulaciones…
Diagnostico
El diagnostico se basa en una buena exploración clínica y test traumatológicos específicos como el test de Ortolani o Barlow, los cuales nos permiten detectar un exceso de laxitud articular. Siempre se deben hacer bajo sedación para eliminar la contracción de la musculatura implicada. Estas técnicas de diagnóstico pierden su valor en animales adultos, ya que la fibrosis periarticular que se desarrolla con el tiempo disminuye la laxitud capsular.
Pero sin duda, el método de diagnóstico más objetivo y el que nos suele confirmar la displasia de cadera y el grado de esta, es la radiología junto con el TAC. Se debe realizar una radiografía de cadera en proyección ventrodorsal con las caderas extendidas y los fémures paralelos, con las rótulas bien centradas. La medición del ángulo de Norberg (NA) cuantifica el grado de laxitud articular, considerándose por encima de los 105º caderas no patológicas y por debajo, caderas patológicas. Esta es la manera más utilizada y mas objetiva.
Se puede orientar el tratamiento con dos perspectivas:
- Medico: Se centra en el tratamiento y control del dolor producido por la osteoartritits mejorando así la sintomatología clínica. Al mejorar la sintomatología se evita/retrasa la pérdida de masa muscular. El control del peso del paciente, ejercicio de bajo impacto y fisioterapia también ayudan en gran medida a paliar esa sintomatología clínica.
- Quirúrgico: el objetivo es controlar el dolor y mejorar la congruencia articular, evitando así la aparición de enfermedad degenerativa articular. Algunos ejemplos son: pectinectomia, sinfisiodesis púbica juvenil, artroplastia de cabeza femoral, prótesis de cadera…
Si tu perro padece displasia de cadera, lo mas importante es acudir a un profesional veterinario para realizar un estudio radiográfico exhaustivo de las articulaciones de la cadera y adecuar el mejor tratamiento para cada caso. Un diagnóstico precoz puede ayudar a conservar el bienestar y la salud de nuestros peludos.