La comunicación con nuestras mascotas felinas puede resultar difícil en ocasiones. Pudiendo interpretar y reconocer los estados de ánimos que se traducen de la posición de sus orejas, los movimientos de su cola o sus ojos puede ayudar a construir un vínculo afectivo mucho más profundo, aprendiendo a discernir cuáles son sus necesidades en cada momento. Además, puede prevenirnos malentendidos y agresiones potenciales, tanto en la clínica como en nuestro entorno familiar.
- Un gato relajado y feliz nos mostrará la cara interna de sus orejas, en una posición natural. Su cola, por otro lado, se encontrará estirada hacia arriba, con la puntita curvada. Sus ojos están abiertos de forma natural, y su boca cerrada.
Si se encuentra tumbado, en muchas ocasiones mostrará su abdomen, en señal de seguridad, y estará estirado en toda su longitud, con una posición relajada.A la hora de sentarse, se aplican los mismos principios de expresión facial que los anteriores, pero su cola se situará lejos del cuerpo, relajada, en lugar de recogida.
- A un gato preocupado, nervioso o inseguro, lo encontraremos agazapado o acurrucado, tenso, con la cabeza baja y la cola recogida cerca del cuerpo. Además, las pupilas suelen estar dilatadas y las orejas ligeramente ladeadas. Otro signo por el que podemos reconocer un gato nervioso es porque buscará esconderse.
- Un gato realmente enfadado que requiere espacio o que te alejes de él te mostrará un cuerpo aplanado contra el suelo, con la cola escondida hacia el cuerpo y las extremidades tensas. Las orejas al nivel de la cabeza, mirando hacia abajo o hacia atrás. Normalmente mostrarán sus dientes o abrirán la boca en un bufido; y sus pupilas estarán dilatadas. Además, cuando están de pie, se arquean de forma tensa, se les eriza el pelo y suelen tener una pata anterior elevada, lista para atacar si lo necesitan.