Nuestro veterinario Tomás Infante nos explica de qué se trata el asma felino y cuál es el mejor tratamiento para esta patología crónica.
“Mi gato tiene asma”
El asma felino es una de las enfermedades broncopulmonares más frecuentes en el gato, cuyo origen está en respuestas aberrantes de hipersensibilidad tipo I ante diferentes irritantes ambientales, que producen inflamación crónica de las vías respiratorias bajas, con aumento de la producción de moco, broncoconstricción y disnea.
Puede afectar a gatos de cualquier edad, aunque es más frecuente en adultos jóvenes y pacientes de edad media y su pronóstico es reservado, ya que es una enfermedad crónica y progresiva. Por este motivo, es muy importante su detección precoz, y la instauración lo más rápido posible de un tratamiento adecuado, para evitar el progreso a enfermedad obstructiva crónica, debido a la fibrosis del parénquima pulmonar.
Signos clínicos:
Los síntomas más característicos son:
- Tos seca y paroxística
- Disnea con inspiración forzada, y espiración prolongada
- Respiración abdominal.
El estado general de los gatos suele ser bueno, y es raro que aparezcan síntomas sistémicos (como fiebre o anorexia); aunque en casos más avanzados, pueden presentar cianosis, disnea marcada, con respiración con la boca abierta y deshidratación de leve a moderada.
Diagnóstico:
El diagnóstico de esta enfermedad se basará, tanto en los signos clínicos y los hallazgos del examen físico realizado en la consulta veterinaria, como en la realización de diferentes pruebas diagnósticas:
-Radiografía: pudiendo aparecer patrones intersticial, bronquial o mixto.
-Analítica sanguínea completa.
-Análisis coprológico, para detectar la presencia de parásitos pulmonares.
-Lavado bronquial: indicado para detectar huevos o larvas de parásitos, bacterias u hongos.
-Broncoscopia
Tratamiento:
El tratamiento para gatos asmáticos, está encaminado a:
- Suprimir o disminuir la broncoconstricción de las vías aéreas, mediante el uso de inhaladores y / o terapia en aerosoles específicos
- Eliminar o controlar las reacciones de hipersensibilidad antes de que causen inflamación y bronco constricción mediante inmunoterapia (vacunas); y control del entorno, reduciendo la exposición del paciente a agentes irritantes que puedan provocar, o exacerbar, el cuadro clínico. Un ejemplo de estos irritantes, son el humo del tabaco, el polvo, o los sprays.