Es habitual escuchar en nuestro día a día información acerca de las distintas opciones dietéticas que podemos aportar a nuestras mascotas, los beneficios que pueden tener para su salud gastrointestinal, y cómo solucionar problemas tales como ‘intolerancias’ o ‘alergias alimentarias’, pero… ¿qué es exactamente una alergia alimentaria?
Una alergia alimentaria consiste en una respuesta hipersensible del sistema inmunológico de un animal de compañía ante una determinada proteína ingerida en la dieta.
¿Cuáles son las proteínas más comunes en la producción de alergias?
Diversos estudios han determinado que los alimentos cuyas proteínas generan más reacción alérgica en el perro son:
- Ternera
- Lácteos
- Pollo
- Trigo
- Cordero
¿Qué puedo observar en mi perro?
Siendo más frecuente la aparición de este tipo de procesos en perros jóvenes, podemos sospechar de ellos ante la detección en nuestra mascota de:
- SÍNTOMAS DERMATOLÓGICOS: enrojecimiento y picor de la piel que inducen al lamido y al rascado, otitis recurrentes…
- SÍNTOMAS DIGESTIVOS: vómitos, diarreas, flatulencias, dolor abdominal o pérdida de peso.
¿Cómo se diagnostica la alergia alimentaria en perros?
En primer lugar, nuestro veterinario nos recomendará la realización de pruebas diagnósticas que descarten que nuestro perro sufre otros procesos diferentes.
Una vez se haya completado dicha fase del protocolo diagnóstico, se confirmará la existencia de una alergia alimentaria utilizando una DIETA DE ELIMINACIÓN, que consiste en aportar una dieta que elimine las proteínas que puedan ser causantes de la alergia. Para ello, podemos alimentar a nuestra mascota con un pienso de PROTEÍNA NOVEL, es decir, un pienso compuesto por una proteína de origen diferente a las que comúnmente consume; o un pienso de PROTEÍNA HIDROLIZADA, en el que todo el contenido proteico se encuentra ya dividido en aminoácidos para evitar la reacción alérgica.
Debemos mantener esta nueva dieta de forma estricta y sin acompañarla de otros productos durante mínimo 4 semanas para poder obtener unos resultados de calidad en el diagnóstico de la alergia alimentaria. Posteriormente, si se observa una mejoría clínica del paciente, es recomendable reintroducir a las 10 o 12 semanas el pienso utilizado anteriormente, confirmando con exactitud la existencia de la alergia alimentaria si nuestro paciente vuelve a mostrar signos clínicos.