Efectivamente, nuestros compañeros felinos también pueden verse afectados por la diabetes, igual que los humanos.
Esta enfermedad se describe como una intolerancia a la glucosa, y se caracteriza por el déficit absoluto o relativo de insulina. Sin insulina, la glucosa no puede entrar en los tejidos donde es necesaria para llevar a cabo diferentes funciones orgánicas, y esto provoca la aparición de sintomatología.
La diabetes se puede clasificar en dos tipos, en función de la causa de aparición. La diabetes mellitus tipo I se produce por una incapacidad del páncreas para secretar insulina, mientras que la diabetes mellitus tipo II aparece por una incapacidad de la insulina para actuar en los tejidos. Esta última forma es la que afecta más frecuente a los gatos, a continuación veremos por qué.
Diabetes tipo II en gatos ¿Por qué aparece?
Como ya hemos mencionado, la diabetes más frecuente en gatos es la diabetes mellitus tipo II, que afecta en un 80% a gatos adultos, castrados, y, frecuentemente, obesos. En este tipo de pacientes, la diabetes aparece por la presencia de una hormona llamada leptina. Esta sustancia es producida por los adipocitos, que son las células que forman el tejido graso del organismo, y cuanto más repletos de grasa se encuentran, mayor cantidad producen.
La leptina se opone a la acción de la insulina en las células, impidiendo que la glucosa salga de la sangre y entre los tejidos para ser utilizada. De esta forma aparece hiperglucemia, y en consecuencia, diabetes.
¿Cómo sé si mi gato es diabético?
La sintomatología típica que acompaña esta patología es fácil de identificar, por lo que tendremos que estar atentos a cualquier cambio en el comportamiento de nuestro animal para acudir a un centro especializado lo más rápido posible.
Lo más normal es ver aumento de la ingesta de agua y aumento de la micción, aumento del apetito y pérdida de peso, pero estos no son los únicos signos. Si la diabetes no se trata a tiempo pueden aparecer problemas nerviosos, cataratas, vómitos u otras complicaciones.
¿Qué puedo hacer por mi gato?
Lo primero y lo más importante es, como siempre, la prevención. Mantener a nuestros animales con una dieta correcta y en un peso saludable supone invertir en salud y bienestar a largo plazo. No debemos olvidarnos tampoco de las revisiones anuales en nuestro centro veterinario. Una analítica sanguínea puede darnos mucha información y ayudarnos a detectar enfermedades de forma temprana, de forma que el tratamiento sea mucho más eficaz y sencillo.
Por último, si tu amigo felino ha sido diagnosticado de diabetes es fundamental que confíes en tu veterinario y trabajes mano a mano con él. Es una enfermedad que requiere de revisiones frecuentes y tratamiento estricto con insulina y dieta específica. La buena noticia es que, en muchos casos, la diabetes felina tipo II es reversible, por lo que un diagnóstico a tiempo puede suponer que nuestra mascota se cure.