Este tipo de consultas suponen hasta el 13% de las consultas clínicas felinas.
Los signos clínicos son los típicos de cistitis: disuria, cierta dificultad al miccionar, polaquiuria, un aumento del número de micciones y hematuria que nos indica la presencia de sangre en la orina.
En los gatos es relativamente frecuente la obstrucción uretral como parte del cuadro clínico.
También es común en gatos la presencia de periuria, la micción en sitios no habituales.
La causa más común de estos signos clínicos es la Cistitis Idiopática Felina. Aunque para conseguir un diagnóstico definitivo es imprescindible no sólo realizar las preguntas adecuadas a los propietarios, sino también obtener un buen examen físico y plantear una serie de pruebas diagnósticas.
Debemos tener claro, que un buen diagnóstico nos permitirá instaurar un tratamiento efectivo.
Antes de nada clasificaremos el problema en uno de estos grupos:
- Disuria no obstructiva
- Disuria obstructiva
- Micción inapropiada
- Incontinencia urinaria
Una buena anamnesis nos ayudará a conocer y a categorizar la sintomatología de nuestro paciente.
Es importante conocer la frecuencia de micción, si está aumentada podemos hablar de disuria obstructiva o no, y valorando el tamaño de la vejiga estaremos un poco más cerca de nuestro diagnóstico diferencial.
En caso de encontrarnos una vejiga pequeña, sospecharemos de una disuria no obstructiva, tratándose entonces nuestra patología de una cistitis idiopática, urolitiasis o infección urinaria. Para confirmarlo realizaremos unas radiografías abdominales y un análisis de orina. Tras lo cuál podemos valorar un cultivo urinario.
En caso de encontrarnos una vejiga aumentada de tamaño, sospecharemos de urolitiasis, un tapón uretral o una estenosis o incluso cierto espasmo uretral cuyo origen reside en una cistitis idiopática felina. En este caso se recomienda también la realización de una bioquímica y hemograma.
El análisis de orina:
En gatos con este tipo de patologías podemos encontrar alteraciones como hematuria, piuria, proteinuria o cristaluria, que nos pueden ayudar a orientar el diagnóstico definitivo.
Conviene realizar una exploración macroscópica de la orina y determinar su densidad con un refractómetro, realizar un estudio con tira reactiva y evaluar el sedimento urinario.