Nuestros animales de compañía están continuamente expuestos a parásitos externos que se encuentran en el ambiente, como pulgas, garrapatas, ácaros y mosquitos. Pero la amenaza no acaba con la picadura de estos desagradables inquilinos, va mucho más allá. La picadura de diferentes especies de garrapata puede potencialmente transmitir a nuestro compañero hemoparásitos, pequeños protozoos que invadirán sus células sanguíneas, pudiendo producir enfermedad grave.
¿Cómo sé si mi perro se ha contagiado tras picarle una garrapata?
Los síntomas principales que veremos en nuestra mascota si se infecta por uno de estos hemoparásitos será: fiebre, letargia, apatía, palidez de mucosas, adelgazamiento, anorexia, aparición de hemorragias espontáneas, hematomas en la piel, etc.
¿Cómo se diagnostica?
Esta sintomatología es altamente sugestiva de una infección por hemoparásitos y dirigirá al veterinario en el diagnóstico. Luego, para un diagnóstico definitivo hay que demostrar la presencia del parásito en la sangre mediante diversas técnicas laboratoriales. También serán necesarias otra pruebas, como hematologías y bioquímicas, para controlar el estado del paciente, ya que estas patologías pueden afectar con frecuencia a órganos como riñón e hígado.
¿Cómo puedo prevenirlo?
Al final, lo mejor es proteger a nuestros perros durante todo el año contra estas enfermedades mediante el uso de repelentes y antiparasitarios. Para ello te recomendamos que acudas a tu centro veterinario de referencia y pidas consejo, allí podrán facilitarte los productos que necesita en función de su grado de exposición a los diferentes parásitos.