Ana Sánchez-Fortún, una de las veterinarias del equipo Vetsalud en nuestra clínica veterinaria de San Sebastian de los Reyes, nos explica todo sobre esta enfermedad de consecuencias muy graves:
La peritonitis infecciosa felina (PIF) es una enfermedad infecciosa que pueden padecer los gatos, siendo más frecuente durante el primer año de vida.
El agente causal de la enfermedad es un coronavirus específico de la especie felina (FCoV) que, aunque podemos encontrarlo de manera habitual en su organismo, este virus es capaz de mutar y comenzar el desarrollo de la enfermedad.
La enfermedad se puede desarrollar de dos formas distintas a las que denominamos PIF “húmedo” y PIF “seco”. En ambos casos, el paciente comienza presentando signos inespecíficos como decaimiento, debilidad o pérdida de peso. Sin embargo, conforme transcurren los días, aparecen las diferencias:
- Forma exudativa o “PIF húmedo”: Se caracteriza por una acumulación de líquido en la cavidad abdominal y torácica, provocando una distensión abdominal junto con dificultad respiratoria. También podemos encontrar lesiones inflamatorias oculares.
- Forma no exudativa o “PIF seco”: En este caso la característica principal es la presencia de lesiones granulomatosas en diversos órganos.
Sin embargo, si bien estas son las presentaciones más establecidas, en casos muy excepcionales, aproximadamente un 10% de los casos, el paciente puede presentar signos neurológicos como convulsiones, ataxia o cambios en el comportamiento.
¿Cómo podemos diagnosticarlo?
Actualmente, no existen pruebas diagnósticas no invasivas que nos permitan confirmar el desarrollo de PIF. Podemos hacer diversas pruebas laboratoriales como analíticas sanguíneas pero únicamente podremos apreciar una anemia moderada, ligera linfopenia o un aumento de las proteínas totales séricas, todos ellos parámetros inespecíficos. Sin embargo, la realización de estas pruebas nos permite descartar otro tipo de enfermedades.
Por ello, generalmente se recurre al análisis de líquido abdominal, donde solemos encontrar un líquido de color amarillo verdoso, con una apariencia mucosa e incluso espumosa. En este líquido podemos analizar su contenido en proteínas y su celularidad, pudiendo encontrar gran cantidad de proteínas séricas junto con numerosos macrófagos y linfocitos.
¿Existe tratamiento de PIF? ¿Cómo podemos prevenirlo?
Actualmente, no existe ningún fármaco autorizado en la Unión Europea que nos ayude al tratamiento de la enfermedad. El único tratamiento que se puede aplicar es sintomático, es decir, se intentan mitigar los signos clínicos mediante el uso de antiinflamatorios y estimulantes del apetito. A pesar de todos los esfuerzos realizados, el pronóstico es muy reservado y los casos suelen terminar con la eutanasia del animal.
Debido a la fatalidad de esta enfermedad, se vuelve indispensable la necesidad de un buen protocolo preventivo donde se incluya la vacunación frente a la enfermedad. También se deben tener en cuenta buenas prácticas de higiene y manejo respecto a los animales y sus bandejas de arena, especialmente cuando nos encontramos con gran cantidad de animales conviviendo juntos.