La Dermatitis atópica canina es una enfermedad que requiere un tratamiento crónico y en muchas ocasiones, de por vida, aunque es perfectamente compatible con una buenísima calidad de vida.
Debemos tratar de instaurar tratamientos tópicos ante enfermedades dermatológicas y evitar la antibioterapia sistémica, ya que en la última década están aumentando considerablemente las cepas bacterianas multirresistentes.
Supongamos que tenemos en consulta un perrito con atopia controlada, tiene prurito (picor) e inflamación como manifestaciones clínicas de su dermatitis atópica.
Instauramos un tratamiento basado en anticuerpos monoclonales, que consiguen mejorar la calidad de vida de nuestro paciente y aliviar la preocupación de sus propietarios. Tratamos una vez cada 1-2 meses.
Pero por alguna razón desde hace dos semanas aumentan el picor y el lamido, coincidiendo con un retraso en el tratamiento que comentábamos por un viaje de sus propietarios.
Uno de los problemas que nos encontramos en la historia clínica de nuestro paciente reside en un antiguo tratamiento basado en glucocorticoides y antibióticos de forma crónica, lo que ha conseguido que nuestro paciente sea sensible a diferentes bacterias multirresistentes. Por ello instauramos el tratamiento basado en anticuerpos monoclonales.
En la exploración vemos zonas alopécicas (sin pelo) sobretodo por el vientre y extremidades posteriores. Podríamos pensar en malasezzias y/o bacterias debido a la autolesión, demodicosis, dermatitis alérgica a la picadura de la pulga, etc
Tras realizar un estudio más exhaustivo, concluimos una recaída de la dermatitis atópica que padece desde hace años, al realizar una citología para observar qué hongos/bacterias podemos tener, se decide tratar con champú y clorhexidina de forma estratégica en combinación con el tratamiento con anticuerpos.
A los 10 días tras instaurar este nuevo tratamiento, se observa una mejoría importante, el picor ha disminuido y nuestro paciente está mucho mejor.